Hasta siempre, Marina

26-08-2019

Hola colegas,

Soy el Fanegas, me presento porque hoy me han dado un espacio mucho más grande para hablar y probablemente muchos no conozcáis mis aventuras en instagram.

Yo pertenezco a la colonia El Rastro, donde me cuidan los de Barcelona Gat i Gos (especialmente la tía de la bici, ¿puedo saludar? ¡Hola tronca! ¡Te veo pronto, trae latas!), sin embargo, este verano me he tomado unas vacaciones en la colonia de El Parc, de las que ya os iré hablando porque yo, para los que no me conocéis, hablo un montón, pero hoy no estoy aquí para eso.

Hoy escribo este texto porque durante mi estancia en El Parc, los voluntarios de Barcelona Gat i Gos (Paco, Miguel y Jose, concretamente) montaron un super espacio protegido al aire libre llamado “Gatio” que me llamó mucho la atención.

Ya se sabe que los gatos somos muy curiosos, así que se lo conté a Reina, Vampi y otros colegas gatunos de El Parc y fuimos a buscar al ama de llaves y a la anciana sabia para preguntarles de dónde había salido este gatio y para qué servía y, sentados a su alrededor, escuchamos esta bonita y a la vez difícil historia.

Este gatio es un regalo, un donativo en nombre de una persona muy especial a la que los voluntarios deben apreciar un montón, porque les emociona tanto hablar de ella que me han pedido que sea yo quien os cuente su historia. Supongo que al no haberla conocido personalmente parece menos duro hacerlo, pero lo cierto es que lo es igualmente.

Hablamos de esta preciosa mujer.

Su nombre era Marina, y era una amante de los animales. Hablar en pasado de personas bonitas que cuidan de nosotros me duele mucho, pero así es, en octubre del año pasado Marina cruzó el arcoiris y, por lo que nos ha contado la anciana sabia, dejó tras de si a una gran familia gatuna y perruna y a Jose, su marido, que nunca van a poder olvidarla. 

Jose, por cierto, fue quien hizo este importante donativo en memoria de su adorada mujer y los voluntarios de Barcelona Gat i Gos también le aprecian muchísimo, saben que amaba a Marina y a sus animales con todo su corazón y quieren que él sepa que siempre tendrá las puertas y los corazones de Barcelona Gat i Gos abiertos de par en par. 

Según nos cuenta el ama de llaves, Marina era una persona muy comprometida con el bienestar del gato callejero, especialmente en Martorell, donde trabajaba en una gran empresa del sector del automóvil. Su última gata rescatada fue Midori, que gracias al trabajo de Marina hoy disfruta junto a Carolina, Xabi y Patxi de una vida muy feliz, pero fueron muchos los gatos rescatados por ella, alimentados por ella, cuidados por ella. Seguro que, desde el arcoiris, le encantaría que su empresa se tomara tan en serio el cuidado y rescate de los gatos como lo hizo ella. 

De entre todos sus gatos rescatados, tengo que hacer una mención especial a los 5 que acabaron viviendo una vida muy feliz junto a los 6 perritos de Marina y Jose. A algunos os sonarán sus nombres: Ellos son Oreo, Bombón, Café, Anís y Rayo. A excepción de la guapaza de Rayo, a la que veis en la siguiente fotografía, todos han encontrado un nuevo hogar, pero jamás olvidarán a la que fue su rescatista y primera mamá humana. ¿No sería maravilloso que la buena de Rayo tuviera también una segunda oportunidad?

Tras perder a Marina, como decía, su marido Jose hizo el donativo del gatio, un gesto más de amor verdadero por los animales y, en especial por nosotros, los gatos callejeros, que le estaremos eternamente agradecidos por su labor, su dedicación, su amor y su bondad. Se ha encargado una placa conmemorativa que se instalará en el Gatio, para que durante generaciones de gatos todos los que quieran sentarse a escuchar historias, conozcan la de Marina. 

Este gatio servirá para facilitar la labor de las reubicaciones, una de las más duras a las que se debe enfrentar la asociación, pero que el ama de llaves os contará en primera persona otro día. 

Hoy solo podíamos hablar de ella, de Marina, a la que tantos gatos debemos tanto. Siempre estarás con nosotros, gracias Marina. 

 

Autor: Rocío Coronel


Cómo sobrevivir a una reubicación de colonias: una historia del ama de llaves