En busca de un retiro feliz, por Gordi

Buenas tardes,
Soy Gordi, soy gata, soy tricolor y soy mujer. Quizás te preguntes cuántos años tengo, y no te lo sabré contestar. Vosotros, los humanos, tenéis calendarios. Nosotros, los gatos, tenemos el tiempo. Sólo sé que en mis momentos de juegos y travesuras quedaron atrás hace muchas estaciones. 13 vueltas del sol? 14? ¿Quién sabe? Y qué más va a dar.
Estos años les he pasado rodeada de peligros, sobreviviendo gracias a mi cuidadora y gracias a esa astucia que sólo los gatos ferales más ancianos poseemos. La calle no es fácil, conseguir vivir en la calle no es para cualquiera, llegar a anciano a la calle es cosa de pocos privilegiados.
No se lo negaré, a mi edad, ya no estoy para más tonterías: quiero un retiro feliz y cómodo, con un sofá, latas suculentas y muchas caricias.
No quiero pasar más calor abrasador en el sol del mediodía de verano, ni más inviernos helados. Prefiero ver la lluvia otoñal tras una ventana, bien sequita a resguardo en mi casa. Y que cuando llegue la primavera, y las horas de sol se alargan, que esas horas de sol me cojan sesteando en el poyete de mi ventana preferida de mi nueva casa.
Tranquilos, que he venido aquí como otros compañeros a contarles mi historia, así que no me iré sino antes haberles explicado cómo legó a Barcelona Gat y Perro. Espero que disfrute tanto de oírla, como yo de contarla.
Nos vemos mañana.