FÍGARO y RA: Una jubilación a la protectora, una nueva amistad

Fígaro es un precioso gatito de 9 años que vivía con una señora. Llevaba con ella desde cachorro, ella le crió y él a cambio le daba todo su cariño y fidelidad, como sólo saben hacer los animales.
Pasaron los años, y la señora empezó a tener problemas psicológicos. Consultó con un psicólogo, y éste le aconsejó a la señora deshacerse del gato, por si era él el causante de sus problemas psicológicos. Ésta es la versión de la historia que nos llegó a nosotros, nunca sabremos si esto fue realmente así, quizás sólo fue la excusa y el psicólogo nunca llegó a nombrar o culpar al Fígaro de nada.
La señora cogió al pobre Fígaro y le llevó al veterinario a sacrificar. Por suerte la veterinaria se negó a matarle en varias ocasiones y al fin contactó con nosotros. Así es como Fígaro pasó a formar parte de nuestra familia felina.
El Fígaro tiene una malformación en las patas traseras, que le hace andar de forma extraña, pero no le impide hacer vida normal. La veterinaria que nos llamó pidiendo auxilio por el Fígaro nos comentó que es una malformación de nacimiento. Nosotros lo hemos llevado a otros veterinarios especialistas en traumatología y nos han comentado que no tiene solución ni importancia.
A Fígaro le encanta que le peinen su largo y sedoso pelo. Ahora está en acogida junto con su amigo Ra, descubriendo por fin lo que es ser amado. Su casa de acogida nos comenta que les sigue por toda la casa, seguramente tendrá miedo de perderles de vista y que ese sueño se esfume.
Ra era el amigo fiel, inseparable compañero de un señor mayor. Cuando Ra ya peinaba canas, con 13 años, su querido compañero humano murió. Con él, se derrumbó todo lo que Ra había conocido hasta el momento.
Aun así, Ra tuvo suerte y fue acogido por una vecina de su compañero humano. Eran felices juntos, pero la mala suerte llamó de nuevo a su puerta y su compañera tuvo que dejar la casa de ambos por problemas económicos, no podía seguir pagando. Maldita crisis …
La rescatadora del Ra se vio obligada a ir a vivir a un piso compartido, donde no había sitio para gatos ancianos. Nos llamó pidiendo asilo por Ra y así fue como pasó a estar bajo nuestros cuidados.
Ra comparte acogida con su amigo Fígaro, al que conoció a nuestra protectora y del que se ha hecho muy amigo. Tiene un serio problema de obesidad, que ya está siendo vigilado por sus nuevos cuidadores. Nos dicen de él que es muy tranquilo, muy vago, relajado, extremadamente cariñoso… ¡Como buen gato senior!