La historia de Félix

Félix vivía con su compañero humano, un señor mayor, y era un gato muy querido y mimado. Lamentablemente el señor murió, y sus sobrinos, sin ningún respeto hacia el muerto ni hacia el animal al que había amado tanto, arrojaron al gato a la calle. Para un gato casero, éste es un escenario peor que la muerte, un lugar hostil donde se ven aterrorizados por mil peligros y no se pueden defender. Al cabo de unos días Félix fue atropellado, el triste destino de muchos gatos abandonados. Quedó malherido, pero él tuvo suerte: una chica le encontró, se apiadó de él y le llevó al veterinario. Tenía la mandíbula rota y el paladar partido.
Lo operaron y logró sobrevivir gracias a este veterinario, que le tuvo en acogida en su clínica mientras le alimentaba con una sonda. Incluso, en los peores momentos, antes y después de la operación, Félix se estiraba y le pedía mimos. Es un gato muy bueno, aunque traumatizado por lo que ha vivido. Hace poco, Félix tuvo que separarse de su querido amigo veterinario porque en el lugar donde ocurrió el accidente los gatos de su edad y con este historial nunca logran ser adoptados. Ha llegado a Barcelona con la esperanza de encontrar un hogar donde empezar una nueva vida en paz y dejar atrás su pasado. Estamos convencidos de que lo va a conseguir.