Lucy es una gata blanca y negra que llegó al refugio muy asustada. Sin embargo, a medida que pasan los días, hemos sido testigos de su transformación.
Poco a poco, Lucy ha empezado a abrir su corazón. Sus ojos, antes llenos de temor, ahora brillan con una chispa de esperanza. Ha comenzado a buscar la cercanía de los humanos, mostrando pequeñas muestras de afecto y curiosidad. Cada vez más, nos regala miradas llenas de complicidad aunque sigue siendo una gata tímida y tranquila.
Lucy aún le falta camino por recorrer. Es por eso que estamos buscando padrinos que puedan acompañarla en este viaje. Necesitamos personas que estén dispuestas a brindarle el apoyo que necesita para seguir adelante.