¡Hola coleguis! Soy Popeye, aunque no me gustan las espinacas… ¡jeje! Llegué de bien pequeñito al refugio donde enseguida me cogieron cariño porque no paraba de maullar pidiendo atención. Al principio no dejaba que nadie se me acercara… no sabía si podría fiarme de los humanos, pero ahora, gracias al cariño de las voluntarias, ¡soy un trocito de pastel que no para de hacer la croqueta y buscar mimos!
Busco a una familia para siempre que quiera compartir su vida con un gatito simpático, divertido, sinvergüenza y super cariñoso como yo.