¡Hola a todos!
Mi nombre es Marta y en otoño de 2017 me dejé adoptar por un gato adulto.
Connor es un gato de 12 años que vivía libre en una colonia gestionada por Barcelona Gat i Gos, asociación con la que colaboro. Un día, Connor fue llevado de urgencia al veterinario, porque mostraba un estado deplorable, babeaba y no comía. Tenía una grave infección en la boca que obligó a intervenirle para extirparle todos los dientes.
Tras esto, fue refugiado por la asociación ya que a pesar de que en su hábitat se mostraba arisco con los humanos, con los voluntarios de BCN Gat i Gos se mostró muy afectuoso y mimoso.
El otoño de 2017 decidí acogerlo en mi casa, pues en invierno siempre estaba resfriado, tenía el pelo mal, estaba muy delgado y necesitaba medicación.
En casa vivía en una habitación acomodada para él (tengo 2 gatos más) y, aunque la puerta permanecía abierta, cuando yo estaba no salía nunca y no se movía de » su rincón», lo que duró casi 6 meses.
Así que comenté a mis compañeros de adopciones que necesitaba una adopción a poder ser como «gato único», pensando que su temor a salir era por mis gatos.
Al cabo de dos días de este comunicado, Connor entró en el comedor, miró a su alrededor, me miró a mi como si hubiera descubierto lo «grande» que es el mundo y desde ese día empezó a salir poco a poco. Fue entonces cuando me decidí y lo adopté, para que no tuviera que vivir otra adaptación tan larga.
De esto hace casi dos años y ahora es el Rey de mi casa, ha engordado (como podéis apreciar en la foto final), está curado, es mimoso y se ha adueñado de todo, especialmente de mi corazón. Es un gato mimoso y feliz que solo quiere estar en mi regazo.
Ha sido mi mejor decisión, así que yo recomiendo a los que me leeis que os dejéis adoptar por un gato adulto, no os arrepentiréis.