Puedes ayudar a tu gato a acostumbrarse al transportín no guardándolo cuando no esté en uso. Prepáralo de manera cómoda y acogedora, colocando en él su manta o cojín favorito, retirando la puerta y haciendo que sea atractivo como cama y fortaleza. Dejar algunas de sus golosinas favoritas en el interior también ayudará.
Cuando necesites introducirlo en el transportín, ayúdalo a conseguirlo con algunas golosinas. Si no funciona, envuélvelo con una toalla grande o una manta, y colócalo en el interior con cuidado, con manta y todo. No olvides premiarlo y felicitarlo con muchas atenciones, una vez más, dentro del transportín.
¡Revisa dos veces las puertas del transportín antes de salir!
Cubre el transportín con una manta o toalla con aroma familiar. Asegúrate de que el viaje sea suave, sin baches, y evita que el transportín sea golpeado. Sostén el transportín con ambas manos, de modo que el viaje sea más estable y más seguro y para evitar que se rompa accidentalmente en dos o se rompa el asa.
No dejes el transportín descubierto, desatendido o al nivel del suelo, ya que esto estresará y asustará a tu gato. Si el viaje a la consulta es placentero, y si no hay experiencias negativas con el transportín, tu gato estará menos estresado en la clínica y será más fácil meterlo dentro del transportín en otras ocasiones.