Aquí vivimos unos cuantos michis bien protegidos, ya que es la única colonia que gestiona la asociación totalmente cerrada. El paraíso ideal para gatetes mayores y/o con problemas de movilidad. Algunos de los residentes actuales somos Oreo, Freya, Princess, Enya… ¡Nos encanta tumbarnos al sol y dormir acurrucados en la casita de madera! Lxs voluntarixs nos miman mucho y pasan mucho tiempo con nosotros ya que esta colonia es un oasis de paz y tranquilidad. ¿Nos echas una patita apadrinándola para qué pueda seguir existiendo?

¡Hola! ¡Soy Subti! Toda mi vida he sido un gato “de colonia”, lo que se conoce como “gato de calle”. En mi colonia yo estaba muy bien, me cuidaban y querían mucho, pero por cosas del destino y la mala suerte, un día me puse malito con dolor de boca. Empecé a echar muchas babas, comía menos y con más dificultad, y como consecuencia fui adelgazando y debilitándome. No puse fácil que lograsen cogerme para ayudarme, pero esta gente de la Asociación he de decir que son muy obstinados y no dejaron de intentarlo hasta conseguirlo. Una vez me vio el veterinario, se sorprendió de que pudiera seguir comiendo, por poco que fuese: Tenía una estomatitis que provocaba que tuviera toda la boca completamente llagada, y las lesiones se extendían hasta la garganta. A consecuencia, tenía el esófago cerrado casi por completo, con lo que se dificultaba la entrada del alimento. Era uno de los casos más extremos que habían visto nunca, y sinceramente, no sabían si iba a salir adelante. Pero como soy un gatito muy luchador, puse todo lo que estaba en mis zarpas para mejorar, y poco a poco, con el tratamiento y los cuidados adecuados, fui mejorando. Como parte del tratamiento, tuvieron que retirarme todos los dientes, ya que me provocaban y empeoraban la infección. Desde que estaba en la colonia, también tenía un ojito que me lloraba mucho. Tras varias pruebas y tratamientos, descubrieron que tenía el conducto lagrimal obstruido. La única solución a esto es una operación muy complicada. Como a mí el problema del ojo no me da ninguna molestia, solo es una pega estética, en mi caso concreto es mejor no operar. Todo esto viene a consecuencia de haber pasado un virus bastante común en gatos, que se llama Calicivirus. A mí me ha dejado estas secuelas, pero no os tenéis que preocupar, ¡porque yo hago vida normal! Ahora ya estoy preparado para irme a una casa. Soy un gato muy bueno, me encanta que me cepillen y me rasquen la barbilla, pero si no te conozco, me cuesta demostrar lo cariñoso que soy. Crecer en la calle tiene estas consecuencias… Creo que me quedaré a vivir a mi casa de acogida.

Hola! Soy Isis, una gatita muy buena, ahora vivo en una casa de acogida indefinida junto a mi nuevo hermano Subti.

Aquí vivimos 14 felinos y nos han construido una terraza con mucho sol lo cual para nosotros es un hotel 5 estrellas o el paraiso de los gatos, según comentan las visitas que hemos tenido. Aquí vivimos Rocky, Fiona, Dalí, Pinocho, el Vaquilla, Bowie, Maya, Paganini, Platona, Draky, Vampi, Clementina, Oliver y Nemo. Vivimos felices después de un pasado difícil de calle, ahora después de la cena, nos tumbamos al sol disfrutando de un lindo paisaje con la suerte de vivir en un espacio tranquilo y atendidos por voluntarios de Barcelona Gat i Gos. En los alrededores de nuestra caseta hay 4 baúles en los que viven otros gatos un poquitín más salvajes. Ellos han decidido formar sus minis colonias, según su carácter y afinidades cosa que comprendemos porque los gatos somos complicados En las 3 minis colonias viven: Chinito, El Rubio, Tigre, Caramelo, Linda, Carboncito, Monito, Zorro, Gordete, Pola, Blanquita y muchas panteritas. Nos cuentan nuestros compañeros gatunos que a la hora de las latitas estas panteritas disfrutan confundiendo a sus cuidadoras para tener doble ración 😉

Soy una gatita esquiva y misteriosa, me gusta pasar desapercibida si hay personas rondando. Es la herencia que me ha dejado mi dura vida en una empresa donde no me querían y no fui muy bien tratada. Aunque los humanos no me gustan y siempre que puedo huyo de ellos, menos mal que los de Barcelona Gat y Gos me rescataron y me sacaron de allí. Después de pasar una temporada larga en el refugio para curarme de la patita, finalmente he podido ir a una de las colonias controladas de la asociación, donde siempre hay comidita, una casita con camitas, mantas y las voluntarias que vienen a darnos la ansiada latita. Si quieres que no me falte mi dosis diaria, puedes apadrinarme 😉

Soy un abuelete huraño y bufador. Las voluntarias que me rescataron se han dado cuenta de que soy un calzonazos, que bufa mucho y luego no hace nada. Ellas me cuidaron mucho y me arreglaron la mandíbula rota . Estuve viviendo en el refugio unos años y ahora vivo en una de las colonias controladas de la asociación donde puedo ser realmente feliz y me pueden controlar y dar la medicación. Nunca hubiese imaginado una jubilación así. Si quieres que no me falte mi latita diaria puedes apadrinarme y aportar tu granito de arena en mi felicidad.