

Hola de nuevo!
Como las normas no van conmigo, he decidido que hoy os vuelvo a explicar otra parte de mi historia. Me habéis pillado de buenas.
Pues como os dije, me ardía la piel, y yo intentaba arrancármela a mordiscos, con las zarpas, ¡como fuese! Me automutilaba de una manera tan horrible, que tenía a mi cuidadora muy preocupada. Y es que los tipos chungos somos así: si algo nos molesta, le damos matarile, aunque sea nuestra propia piel.
Tras un viaje adquirido en un maldito transportin, me llevaron a una doctora majísima (negaré delante de quien sea que he reconocido que es maja, los tipos duros no decimos tales cosas).
La doctora me hizo muchas pruebas y me mandó mejunjes asquerosos, que he de reconocer que me calmaron los picores, pero no por eso eran menos asquerosos.
Resulta que tengo un problema alérgico muy fuerte, a muchos factores, sobretodo ambientales. Con lo chungo que soy, y resulta que el aire me abrasa la piel. Sí pudiese, le pegaría una paliza y enseñaría quien manda aquí.
Esta maldita alergia hace que de vez en cuando me entren brotes, y necesite tratamiento. Por eso, he venido a vivir aquí, en cautividad.
Me cuesta reconocerlo, me da rabia, pero he de reconocer que se está muy bien. Latitas diarias, cojines mullidos, compañeros de tribu molones y enrollados. Luego están los humanos, ¡son más simples! Das un coco al mueble de al lado, les hace gracia, y te cae más lata.
Os dejo unas fotos de cuando vivía en mi colonia.
Mañana, si tengo a bien, os explicaré más. Ya veremos.
Nos vemos….O no…
Madar